Además del dolor de garganta, las infecciones víricas suelen provocar otros síntomas como dolores musculares y agotamiento. En cambio, con una infección bacteriana, el dolor y la agonía suelen ser más pronunciados en la garganta. También puedes experimentar un fuerte dolor al tragar, además de una fiebre alta.
Con todas estas complicaciones, lo que más necesitas es encontrar un servicio de farmacia con servicio a domicilio, y pedir lo que necesites para mejorar los síntomas.
Infusiones con cúrcuma para tomar a sorbos con infecciones
La última especia que deberías añadir a tu dieta es la cúrcuma. Aunque se necesitan más investigaciones para determinar algunas de sus ventajas, como su potencial para prevenir el cáncer o los trastornos cerebrales, sus propiedades antiinflamatorias son bien conocidas y podrían aliviar el dolor de garganta. Vierte unas pizcas en tu té o haz gárgaras con agua salada.
Aplícate miel en la garganta para aliviarla
Hay una buena razón por la que la miel se utiliza con frecuencia en tés y jarabes para la tos: Recubre la garganta para desinflamarla, tiene efectos antimicrobianos y aporta a la taza un dulzor muy necesario. Basta con mezclar una cucharada con un poco de agua caliente o té y consumirla hasta que los síntomas empiecen a remitir. Pero ten en cuenta lo siguiente si sufres de reflujo ácido: la miel puede no ser la mejor opción para quienes sufren de este padecimiento, porque puede ser ácida.
Pon tu voz en pausa
Es probable que hayas abusado de tus cuerdas vocales si has experimentado dolor de garganta después de gritar y aplaudir en un concierto o evento deportivo. El descanso es el mejor remedio para cualquier músculo estresado.
Pero eso no significa que tengas que susurrar. La voz se tensa más por esto que por hablar. En su lugar, intenta hablar a un nivel reducido hasta que la ronquera y el dolor desaparezcan.
Tira tu viejo cepillo de dientes
No lo creerás, pero tu cepillo de dientes puede estar causando o incluso prolongando tu dolor de garganta. Mientras te cepillas, las bacterias se acumulan en las cerdas, y cualquier daño en tus encías introduce estos microorganismos en tu cuerpo. Tira el cepillo de dientes en cuanto te sientas mal. Eso suele bastar para detener la enfermedad en su camino.