Cuando andamos detrás de un chico violento normalmente encontramos a alguien con poca sensibilidad al daño que produce, bajos sentimientos de culpa y ausencia de miedo al castigo.
Por miedo a las represalias, los padres apenas le reprenden por la dificultad que tiene educarle, por lo que las acciones violentas salen impunes.
Los padres no se ven capaces de pararle los pies. Lo peor de todo es que los adolescentes así son un grupo de riesgo a la hora de un posible ingreso en bandas y grupos peligrosos que llevan a la agresividad.
Cuando hay un acto de violencia en grupo sus miembros se sienten poderosos porque están experimentando una intensa emoción, de euforia, debido al aumento de adrenalina.
Además al actuar conjuntamente la responsabilidad disminuye y las agresiones a otras personas son frecuentes, el dolor muscular puede incrementar ante estas acciones de violencia.
Como disminuir lo agresivo de mi hijo
Llegados a este punto, ¿qué papel juegan los padres en la educación de los hijos para evitar situaciones cómo estás?
Hoy en día algunos hijos son violentos con sus padres. Terminan cediendo a los chantajes de sus hijos y rindiéndose por temor o por desgaste, por no discutir.
El comportamiento del padre como una víctima puede significar para el hijo un refuerzo. Incluso pueden defenderse diciendo que los culpables fueron sus padres porque les incitaron a perder el control, por no darles lo que les piden.
Por ejemplo «No me dejaba salir de casa y por eso le empujé». Ante esto, hay que tener en cuenta que la responsabilidad es siempre del agresor (independientemente de su edad), ya que es él quien decide utilizar un método violento o no para solucionar los problemas.
¿La familia influye para que el niño se muestre con agresividad?
Evidentemente es una gran influencia, aunque no la única. La televisión, las compañías y la observación de otras personas funcionan como modelos para los niños.
En el caso de la familia muchas veces contribuimos mandando mensajes que son inadecuados. Es el típico caso de un padre que le dice a su hijo que si otro niño le pega que se la devuelva.
Los niños aprenden muy rápido por observación de modelos, ya sean sus padres, héroes de videojuegos, ídolos musicales o deportistas.
Si además ven que con una conducta violenta el modelo consigue una recompensa (respeto, objetos, salirse con la suya…) es más probable que el niño lo imita en el futuro.
¿Qué Puedo Hacer Si Mi Hijo Entra En Una Etapa Agresiva?
Lo que les recomiendo es:
– No le niegues sus emociones. Si está enfadado que lo exprese. Eso sí, que lo haga con palabras. Escucha lo que tenga que decir pero que se «exprese con palabras».
– Si recurres a la violencia y lo usas como castigo cuando te enfadas, va a aprender a pegar de la misma manera que haces tú con él.
-Ve a un medico para que analice sus niveles de estrés, lo más recomendable es stresstab.
– Si se niega a colaborar y es agresivo, mándale a su habitación hasta que se calme, sin televisión, ordenador, consola, etc. No entres en el cuarto hasta que se haya calmado totalmente y haya pasado un buen rato.
Cuando notes que tu hijo empieza a alocarse haz lo siguiente:
Primero identifica por qué tu hijo está enfadado y hazle entender que lo comprendes.
Intenta no tomártelo como algo personal y escucha atentamente. Pídele que detalle. Ten una actitud tolerante y abierta sobre los motivos que puedan existir de su enfado.
Recuerda que si las normas en casa son justas los preadolescentes suelen respetarlas. Si las normas son demasiado exigentes los niños tenderán a discutir más y quizá deberías plantearte el flexibilizar la norma.
Por último y no menos importante
Si notas que este tipo de situaciones se te va de las manos y que cada vez va a peor, no lo dejes pasar. Ve a un psicólogo, sobre todo en niños de primaria. Es muy importante que aprenda a controlar la agresividad antes de pasar a secundaria.
Los adolescentes se enfrentan a un montón de situaciones y conflictos que tendrán que resolver y es importante que lleguen con un mínimo de normas y habilidades que le ayuden a controlar sus emociones.